No te lances a apostar en una modalidad deportiva que no domines solo porque parezca fácil o porque se pague alto. En primer lugar, familiarízate con las competiciones de hípica, sigue las retransmisiones que puedas, empápate de las noticias, fíjate en los patrones, en qué resultados suelen darse en las carreras, compara resultados anteriores, ve formándote un patrón y hazte con el argot de este deporte (neck, winning, withdraw, non runner…).
Como en cualquier otra disciplina deportiva, elementos externos a la carrera en sí pueden condicionar el resultado, como las variaciones en los equipamientos que se usen, el estado de forma de los caballos y de los jockeys, las condiciones climatológicas, los enfrentamientos previos…
La calle en la que corra cada caballo no es una cuestión trivial. Si revisas las estadísticas de una serie de carreras, observarás que se suele dar una tendencia ganadora en según qué calle se ubique cada competidor.
¿Que no te suenan esos nombres tan raros que les ponen a los caballos? Bueno, en un primer momento, quedarte con los nombres de los famosos puede ayudar a la hora de seleccionar un favorito, pero ten en cuenta que en este deporte siempre está ahí la posibilidad de que un buen entrenador saque a la palestra un caballo que bata a los rivales. A menudo, a los grandes establos se les atribuye un puesto de favorito que en la práctica no se merecen. Si fuera tan fácil pronosticar… ¡todo el mundo ganaría!
Los tipos de apuestas más recomendables para comenzar son los de Ganador y Colocado, siempre en carreras como mínimo con ocho caballos en liza.
Procura buscar apuestas que tengan valor, es decir, que la cuota ofrecida por la casa y su probabilidad implícita de darse sea inferior a la probabilidad real con la que nosotros estimamos que se cumplirá.
Como puede verse, realizar un pronóstico acertado ya es lo suficientemente complicado de por sí, de modo que en tus primeros pasos con las apuestas caballos no te lances de inmediato a realizar múltiples selecciones ni apuestas en mercados u opciones complejos que no termines de dominar.